"Chance favors the prepared mind"
– Louis Pasteur

lunes, 4 de junio de 2007

Sueños

La oscuridad de la pieza dificultaba el caminar a través de los pasajes oníricos del mundo de los sueños. Una habitación en blanco y negro. Un hombre sin color tomaba fotografías. Un cigarro Lucky Strike reposaba en su boca, reseca por el vicio. Su cámara, negra como el azabache, se apoyada en un trípode. Apuntaba hacia la cama, donde yacía una mujer hermosa usando un vestido de gala de un color platino peculiar, un color que solo se ve en sueños. Su piel resplandecía con colores vivos y su pelo brillaba. Sus labios rosados eran fuente de placeres ya olvidados. Parecía que aquella mujer había drenado el color del resto del universo. Todo en ella era perfecto. Sus movimientos suaves y lentos; hipnóticos... La sutileza de sus manos y sus pies descalzos que danzaban al ritmo de una melodía muda jugaba con los pensamientos del pobre fotógrafo, que hacia lo que podía para concentrarse en su tarea. No se atrevía a mirarla a los ojos. Escondido tras su cámara la devoraba con la mirada, pero fuera de ese refugio era un cobarde, un Don Nadie. En la penumbra de la habitación resaltaba un cenicero colmado de colillas, el techo de la habitación estaba inundado en niebla y humo de cigarro. El único sonido eran los numerosos clicks producidos por la cámara negra. Quería hablarle. Quería besarla. Quería botar el trípode con un movimiento varonil y vivir felices para siempre. Pero esa noche sin héroes en el cielo no era para él. Él era un instrumento, un peon en una juego de reyes; decorar la hermosura y perfección de la muchacha vestida de plata. Al despertar, me di cuenta de algo. Ese vestido era de color gris... Gris "palo de golf" como había odio la noche anterior. Creepy